jueves, 18 de marzo de 2010

EL REY MIDAS

Todos conocemos algo de la leyenda del Rey Midas, aquel que convertía en oro todo lo que tocaba. Esta parte -la más popular- es sólo una parte de un mito que tiene más moraleja, y por eso no hay que caer en la ingenuidad de interpretarlo conociendo sólo esa parte acerca del poder de convertir cualquier cosa "en oro" dándole una "gran fertilidad económica".
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La fábula cuenta que Midas obtuvo el favor de Dionisio, el cual, agradecido, la prometió a Midas que le concedería lo que le pidiera. Así que Midas pidió a Dionisio la facultad de convertir en oro todo lo que tocara. Dionisio se lo concedió, pero pronto Midas se dio cuenta de que también convertía comida y bebida en oro. Entonces, ante el temor a morir de hambre y sed, pidió a Dionisio que le anulara el poder, y éste le dijo que acudiera al nacimiento del río Pactolo para purificarse, y por ello el río Pactolo tenía pepitas de oro.
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Más tarde, en un concurso entre el dios Pan y el dios Apolo por ver quién contaba con mayores dotes musicales (Pan con la flauta y Apolo con la lira) venció Apolo, aunque Midas estaba de parte de Pan, de modo que Apolo, ofendido y enojado, hizo crecer a Midas unas orejas de burro. Desde entonces Midas se cubrió la cabeza con una tiara. Uno de sus siervos solía cortarle el pelo, y por ello le dijo que no contara a nadie el secreto de sus orejas de burro. El siervo, al no poder soportar el secreto, acudió al bosque y allí cavó un agujero en el que guardó el secreto en palabras. Sin embargo, cuando crecieron las hierbas, el viento se llevó el secreto por el aire, que fue escuchado por todos.

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